Con Bruce en el jacuzzi


Bruce Springsteen y Africa

Sandy Sharkey, una fan de Ottawa, ha explicado la rombalesca historia de su encuentro con Bruce en 1984. Esperamos que os guste. Por cierto, se han vuelto a encontrar cuando ella ha ido al aeropuerto a propósito de su concierto en su ciudad:

Era un caluroso día de verano, el 26 de julio de 1984 cuando fui a través de la autopista 401 a ver un concierto de Bruce Springsteen en el CNE de Toronto. Había estado enganchada a The Boss desde que le vi por primera vez dar un concierto maratoniano en enero de 1981 en el Civic Centre de Otawa.
En 1984, el Born In The USA de Springsteen era como un mamut, y salía éxito tras éxito- Dancing In The Dark, Glory Days…
Hay álbumes por los que parece que no pasa el tiempo, y no importa cuantos años pasen, en el momento en que escuchas el álbum te transporta a ese periodo de tu vida. En el verano de 1984, canciones como Born In The USA no paraban de sonar de las radios de los coches en los semáforos, podías escuchar al Jefe en todas partes, en una fiesta, en a playa, aquella voz inconfundible cantando I´m On Fire, cruzaba todo el parque Vincent Massey desde aquellas enormes radios de 8 pilas grandes

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Por entonces, yo escribía anuncios de radio y tenía la suerte de contar con mi propia oficina. Una oficina que tenía un pequeño radio-cassette que podía sonar muy alto, y que yo ponía a tope siempre con música de Bruce Springsteen. Es increíble que mis compañeros no hicieran un agujero de tanto aporrear la pared.
Desde mi primer concierto de Bruce, estaba decidida a tener cada uno de sus albumes, y me sabía las letras de todas sus canciones.
Pasé la mayor parte del verano del 84 saliendo con dos tipos: Jeff Cohen y Barry Kaplan. Teníamos algo en común: la habilidad de hablar sobre Bruce Springsteen durante horas y horas. Jeff incluso vestía como Bruce en aquella época. Lo intenté yo también un par de veces, pero nunca conseguí que me quedara decentemente la bandana y que no me tapara los ojos. Y no es que Jeff solamente vistiera igual, es que él además tenía todos los datos. Y fue gracias a Jeff que me enteré de dos cosas el 26 de julio de 1984. Primero: Bruce siempre se da un baño en su hotel el día del concierto. Dos: Ese hotel era el Harbour Castle.
Era primera hora de la tarde cuando llegué a Toronto, unas seis horas antes de la cita que tenía con un amigo en el CNE para ver a Bruce Springsteen. Había dejado Ottawa excesivamente pronto porque me olía que podía tener problemas por las obras en la autopista y me perdería el concierto.
Pensé en matar el tiempo yendo directamente al CNE, comer algo, etc…. pero tuve una idea mejor: ir a por un autógrafo de Bruce Springsteen. El conserje del Harbour Castle no puso pegas cuando le pregunté directamente “¿dónde está la piscina?“. Cogí el ascensor y llegué a la zona de la piscina cubierta. Allí había tres chicos disfrutando. Aparte de esos chicos y el encargado, no había nadie más, lo cual parecía algo normal. Empecé a salir de la piscina cuando un ruido me hizo dar la vuelta. Bruce Springsteen había cruzado una puerta para entrar. Llevaba una camiseta, pantalones de camuflaje y una gorra de baseball. Dejó la ropa en una hamaca. Allí estaba él con un bañador normal y corriente, y empezó a bañarse a mi lado. Me quedé helada. Sabía que conseguir el autografo de Bruce ahora era un poco complicado, más que nada porque Bruce estaba mojado.
Los chicos se habían largado, y el encargado no parecía andar por allí. Así que nos quedamos dos personas en la piscina: Bruce Springsteen y yo. Me intenté comportar con naturalidad, allí sentada en una hamaca y mirando de reojo de vez en cuando a Bruce, que era un nadador impresionante: diez largos, doce, quince… Yo seguía esperando a que Bruce saliera y se secara para pedirle un autógrafo. Por fin salió de la piscina y justo cuando pasó por delante y le iba a pedir un autógrafo, se metió en el jacuzzi. Otra vez Bruce estaba mojado.
“Se está bien aquí“…oí las palabras pero no pensé que se dirigían a mi. “Si, te estoy hablando a ti” oí desde el jacuzzi, “¿por qué no entras?”
El hecho de que estuviera con ropa de calle parecía un detalle menor. Quería comportarme adecuadamente y decir algo correcto, y así me metí con pantalones cortos, camiseta, sandalias… Bruce fue lo suficientemente discreto como para ignorar el hecho de que al momento las sandalias empezaron a flotar, y una fue directa al filtro.
No podía admitir el motivo por el que estaba allí, y por eso estaba nerviosa, pero tenía que aparentar que no sabía quien era, y eso me hacía estar aun más nerviosa. Me di cuenta de que no podía pedirle un autógrafo porque echaría todo por tierra. Bruce Springsteen era mi heroe, tenía un aspecto increible y estaba sentado junto a mi en un jacuzzi.
Tuvimos una charla encantadora. Hablamos de cosas normales: el tiempo, cine, los Blue Jays de Toronto, de que es una estupendo nadar todos los días. Con Bruce se podía hablar, era divertido, me hizo reir. El tiempo pasó volando y una hora después Bruce dijo “Tengo que irme, es la hora de la prueba de sonido”, y le respondí “Lo se, tengo entradas para tu concierto de esta noche“. Se quedó sorprendido, pero no estaba preparada para lo que me dijo después “¿Te gustaría venir conmigo a la prueba de sonido?”

A veces me pregunto cuánta gente en mi situación hubiera empezado a dar saltos por tener la oportunidad de ir a una prueba de sonido de Bruce Springsteen. Pero en un jacuzzi de un hotel de Toronto rechacé la invitación de The Boss. Sentí que era más importante ganarme su respeto, y no quería que me viera como una groupie. ¿Si lamento mi decisión ? A veces, pero al menos queda mi orgullo. El orgullo que a alguien le puede quedar mientras intenta sacar una sandalia del filtro de un jacuzzi.
Poco antes de que Bruce desapareciera, me di cuenta de que ya estaba seco y le pedí un autógrafo.
Nunca olvidaré aquel concierto, durante el cual no pude quitarme la sonrisa de la cara tras una estupenda tarde con The Boss. Simplemente no me llameis groupie.

Libro THE LIGHT IN DARKNESS
208 páginas, papel alta calidad, más de 200 fotos. Edición limitada.
El autor del excelente libro “For You”, donde recopilaba cientos de historias contadas por fans de Springsteen junto a cientos de fantásticas fotos inéditas, ha vuelto a repetir, sólo que ahora superando el listón. Su libro está ahora totalmente dedicado a la gira de 1978, de álbum Darkness on the Edge of Town, probablemente la mejor gira de Springsteen y de la historia del rock.
Para esta ocasión Lawrence ha compilado cientos de fotos inéditas de la gira, de muchos conciertos, junto a las historias más apasionantes contadas por los propios fans que asistieron a esos conciertos y tuvieron la suerte de vivirlo en primera persona. Un libro fascinante que nos transporta a una época memorable y ya irrepetible.
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